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Diego Caballin

Diego Caballin

Otros objetos

10 de Septiembre al 2 de Octubre de 2011
 

AS jugar. el hombre se desprende del tiempo sagrado y lo «olvida» en el tiempo humano.

Giorgio Agamben

En los objetos que el artista y diseñador industrial Diego Caballín crea y recrea, se observa una particular manera de reflexionar sobre el tiempo y la historia. Una delicada y especial tensión entre juego y rito, toma cuerpo en esta cuidada exposición que presenta el Museo de Arte Contemporáneo Raúl Lozza.

Aqui, casi la totalidad de los objetos, variados en tamaños, diseños y naturaleza, muestra de manera clara cómo el trabajo sobre la relación entre el concepto de «carácter lúdico» y e de «carácter ritual» les imprime un sentido de inestabilidad en el desarrollo de sus cuerpos.

En ellos ( por momentos y en partes) se hace manifiesta su desacralización al verlos y pensarlos como posibles «juguetes» (cuando la manipulación y la minia­turización ganan terreno ) o, a la inversa, convirtiéndose en objetos de culto cuando los reconocemos en su funcionalidad y naturaleza práctico/económica, asociados al valor simbólico que estos mismos representan; o en el carácter que le aportan los elementos de origen natural como la madera, la piedra, la mica, el agua, el fuego, etc.

Frente a algunos objetos se tiene la impresión de estar contemplando piezas de arqueología que bien pudieron haberse hallado en tumbas, acompañando el viaje de difuntos al más allá. Y, frente a otros, contemplando artefactos de diseño caprichoso concebidos para el consumo de una elite exclusiva. En esta relación tensional entre el sentido de tiempo presente y el sentido de tiempo pasado, viven los objetos de Caballin.

Pero ésto no se da de manera clara y nítida, sino más bien de manera ambigua y mezclada, y es ahi, en esa mezcla, en esa «sopa» que tanto referenda y desafía al tiempo pasado, al carácter ritual, al carácter lúdico y al presente absoluto, donde se produce el «alma» de los objetos, un alma en esencia inestable y de vuelo poético innegable.

Un «alma de las cosas» que los ubica como piezas muy representativas de nuestra actualidad en el arte objetual.

Miguel Ronsino Buenos Aires 2011