Carolina Cerverizzo
Pinturas
6 al 31 de Noviembre de 2010 Hace unos años, cuando Carolina Cerverizzo realizó una amplia retrospectiva de su producción en el Museo Sívori, recuerdo que sentí una estimulante vecindad: venía de la sala contigua, aquella que atesora la colección permanente del Museo y eran dos lejanos trabajos de Tomás Maldonado y Raúl Lozza,. realizados allá por los años 40-50 del siglo pasado, cuando la abstracción geométrica, o el llamado arte concreto, emergió en la Argentina como una poderosa corriente estético – cultural. Esta cercanía permitía constatar que los derroteros del arte geométrico no estaban ni están agotados porque responden, ante todo, a un estado del espíritu más que a un compendio de preceptos formales. Y entonces, como ahora, en que la artista presenta su más reciente producción, lo primero que impacta es la clave poética que anima su labor, la intensa musicalidad y la armonía que envuelve cada una de las pinturas. Un creador puede seguir su camino sin repetirse aún cuando una y otra vez siga horadando en un mismo dictado que trae ecos lejanos y misteriosos. Cerverizzo trabaja en suite y en ese continuo cada pintura parece enhebrarse a la siguiente, siguiendo en un único derrotero expresivo. Solo que ahora, los entrecruzamientos e interconexiones lineales se disparan en distintas direcciones sobre la tela, son más nítidos, tajantes, interactuando sobre un fondo plano de coloración intensa. En diálogo permanente, el soporte que contiene el tramado solo en apariencia es neutro: como un do sostenido presente en el todo, articula las sucesivas modulaciones del trazado de modo que el juego de intermitencias y vibraciones cromáticas produce un vértigo que por momentos parece querer huir de los límites precisos del marco que lo contiene. Como entonces, y como a lo largo de toda su producción, el discurso formal, el rigor compositivo, el cruce de armonías y disonancias tienen la cualidad de trascender lo aparente. Lo que aflora ante el espectador es otro espacio que el de la mera apariencia de lo visible. Pero hay, en este trasfondo, algo que fuga de sí mismo, que rompe el equilibrio, que tensa la quietud. Y eso, en la producción de la artista, es nuevo. En el tumultuoso ímpetu de las líneas y las tensiones que estas suscitan, Carolina Cerverizzo entreabre otras puertas de su yo.Alberto Giudici