Nora Iniesta

Cristo se denominaba a los antiguos abecedarios españoles por la cruz que los encabezaba. Hay algo de sagrado en la idea de la intención del orden identificatorio que supone todo Abecedario.

En 1913, Arthur Wynne, periodista inglés radicado en los Estados Unidos ideó un pasatiempo que hoy cuenta con millones de practicantes. El crucigrama expresa paradigmaticamente el contenido lúdico que siempre subyace en la relación del hombre con el abecedario. En la mayoría de los casos el hombre usa el abecedario en su esfuerzo por construir una realidad y paradojicamente construye una irrealidad. Cuando el artista usa el abecedario para ficcionar, paradojicamente también, construye o revela otras, distintas realidades.

El lenguaje es fatalmente polisémico y las casi infinitas combinaciones del abecedario implican muchas más realidades que los distintos intentos de nominación presuponen significar. El trabajo de Nora Iniesta revela un proceso de deconstrucción desde el orden estético, alude al imaginario infantil y denuncia lo metafórico y lo paradojal de la relación del hombre con el abecedario y alude también, sutilmente, a lo sagrado y a lo lúdico.

 Patricio Lóizaga