Secuelas
Viviana Cacciabue
13 al 30 de Septiembre de 2014
En un maravilloso texto escrito en 1967, titulado “El juego de saber mirar”, el
genial artista Catalán Antoni Tápies nos introduce al problema de la mirada con
una pregunta: “¿Cómo hacer para mirar limpiamente, sin querer encontrar en las cosas
lo que nos han dicho que debe haber, sino simplemente lo que hay?” y continúa
diciendo: “He aquí un juego inocente que os propongo que juguemos… Se trata de un
juego. Pero jugar no significa hacer las cosas “porque sí”. Y como en todos los juegos de
niños, los artistas tampoco hacen las cosas “porque sí”. Jugando, jugando, hacemos
crecer nuestro espíritu, ampliamos el campo de nuestra visión, de nuestro conocimiento.
Jugando, jugando, decimos y escuchamos cosas, despertamos al que se ha dormido,
ayudamos a ver a quien no sabe o a quien le han tapado la vista…Yo os invito a jugar, a
mirar atentamente, yo os invito a pensar.” Es claro que para Tápies “La pregunta” y “el
juego” son elementos fundamentales para el aprendizaje.
En esta, su primera muestra individual, Viviana Cacciabue presenta un conjunto
de piezas (fotografías, videos y objetos) constitutivas del cuerpo de una obra
donde se despliega una mirada compleja y rica sobre el sistema de relaciones (de
poder) que moldea nuestras sociedades desde la revolución industrial hasta
nuestros días. En la actualidad, ya naturalizado y fuertemente incorporado a
nuestras vidas, lo conocemos como educación pública o escuela pública. Escuela
que nace en pleno despotismo ilustrado (mediados de S. XVIII) con el fin de
preparar al pueblo campesino para los nuevos desafíos de época: el trabajo
industrial y las guerras. Desde entonces muchas cosas han pasado y la escuela
parece no haber cambiado tanto. Pareciera seguir funcionando como una fábrica
de buenos hombres y mujeres preparados para el trabajo y el engrandecimiento
de nuestras naciones; pero hoy ni el trabajo ni nuestras naciones son lo que eran.
En plena globalización, con el avance veloz de una revolución tecnológica que ha
penetrado con fuerza en todos los órdenes de la vida de las personas,
transformando radicalmente nuestra relación con el mundo, cabe abrirnos
concienzudamente a la mayor cantidad de preguntas posibles sobre este tema y
una manera de hacerlo es a través de esta muestra, desde el juego que propone
la obra de Viviana.
La artista articula preguntas creando una pequeña e íntima constelación de
objetos dispuestos estratégicamente en el espacio. Lo hace basándose en una
regla simple pero difícil de manejar, los construye y dispone pensando en detonar
y enlazarlos interrogantes en base a contrastes marcados. Así, un video con
cámara fija, sin sonido pero subtitulado en el que una maestra (la propia artista)
habla en un aula vacía planteando una serie de preguntas que desnudan un
conflicto hondo en su relación con la institución, contrasta con otro en que se ve
un recreo filmado desde la perspectiva de los propios estudiantes. Aquí el juego, el
movimiento, las voces, los cuerpos, las pintadas en las paredes, todo refiere a una
situación distinta de aquella propuesta por la maestra.
Las maquetas del aula y la fuente contrastan con la maquetación del juego
representada por una rayuela portable. La pizarra de doble cara posiblemente sea
el objeto que concentra el máximo contraste. Una cara de la pizarra muestra una
visión institucional fuertemente intervenida por la artista y la otra muestra un
recorte de recreo en pleno ejercicio lúdico.
Sin dudas, esta es una muestra para recorrer con calma, prestándole máxima
atención a todos los detalles. Una muestra que nos mejora en nuestra relación con
el mundo en tanto nos ofrece la posibilidad de jugar el juego de saber mirar.
Miguel Ronsino